Comidas tradicionales navideñas
Los platos más típicos de la Navidad
Llega la Navidad, temporada de comprar regalos, llenar la casa de ornamentos navideños y reencontrarse con familiares. Y de comer, de comidas abundantes. Porque la Navidad es una época en la que la comida adquiere una importancia vital: es el nexo de unión entre familias, amigos y regiones geográficas, y es la época del año en la que podemos, sin sentirnos tan culpables, romper la dieta habitual para añadir un poco de alegría a los días.
Las costumbres culinarias en toda España durante la época navideña son de lo más variadas y van ligadas a las distintas regiones. Ocasiones, desde luego, no faltan, comenzando por la Nochebuena y acabando por el día de Reyes. Os proponemos un pequeño viaje por algunos de los muchos tipos de platos que podemos encontrar en Navidad, y por las regiones principales donde se cocinan.
Deliciosos entrantes de verduras, vegetales y legumbres
La verdura navideña por excelencia en España es el cardo, muy habitual en tierras aragonesas y riojanas, en sus diferentes modalidades: con bechamel, almendras y ajos; con almendras sólo (en la Rioja); con salsa de nueces, etc. Es una verdura de hoja verde de temporada otoño/invierno, con una gran cantidad de agua en su composición y fuente natural de fibra, con escasa presencia de grasa.
También son habituales los espárragos blancos de Navarra, de textura suave y con un punto de amargor, con un destacado aporte en fibra, folato y vitaminas A, C, E, y K. Pueden funcionar perfectamente como entrante o como condimento de un plato elaborado.
Los michirones, habas secas cocinadas con pimentón, panceta, hueso de jamón, chorizo y un toque picante, son tapitas muy populares en la Navidad murciana. Se sirven muy calientes en cazuelitas de barro. Al contener guindilla, calluelas o pimentón picante, constituye un plato muy sabroso. Por los ingredientes que lleva, no obstante, puede deducirse que es recomendable un consumo ocasional.
Otros preludios del plato principal: sopas, cocidos y embutidos
Las sopas forman parte de la mesa navideña de muchas regiones españolas. De las más conocidas son la escudella y carn d’olla catalana o el puchero de carne valenciano, platos muy antiguos que solían comer todas las clases sociales de estas regiones y que ahora son toda una tradición.
En general, y en sus diferentes modalidades, estas sopas consisten en un caldo hecho a base de verduras (zanahoria, nabo, apio, puerro, col verde, etc.) al que se añade una gran albóndiga (o pequeñas bolitas de carne) hecha con carne picada mezclada con tocino, huevo batido, miga de pan o pan rallado, ajo y perejil. Después de la sopa, normalmente se sirven las carnes, verduras y legumbres con las que se ha hecho el caldo. Nutricionalmente hablando, las sopas son una mezcla variada y saciante con grandes beneficios al organismo, como hidratación y energía. La presencia de carne suma proteínas y vitaminas del grupo B.
También es muy habitual en estas fechas el consomé madrileño, elaborado con carne y ternera, verduras (tomate, puerro, cebolla, zanahoria y apio), huevo, perejil y una copita de jerez. O el caldo de Jerez y la sopa de picadillo en Andalucía. Son todo platos nutritivos y calientes, muy recomendables para estas épocas de frío.
El pavo trufado típico de Extremadura y Andalucía también es una buena y original opción de entrante para la Navidad. Este plato en forma de embutido se elabora con carne de pavo picada a la que se le da sabor con trufa. Otro embutido típico en Navidad, y que no necesita casi presentación, es el jamón ibérico en Andalucía. Tanto el pavo como el jamón ibérico son dos alimentos ricos en proteínas de elevado valor biológico. Como productos cárnicos, aportan un alto contenido de proteínas, minerales como el fósforo, el hierro y el zinc, y vitaminas del grupo B.
Platos principales con carne
Carnes de diferente tipo y cocción pueblan las mesas españolas durante la Navidad. Uno de los platos más típicos es el lechazo asado de Castilla y León. Las familias crían al corderito unas semanas antes para asarlo durante 3 horas en horno de leña con agua y sal. La grasa del lechazo se funde y dora en la cocción, lo que aporta un sabor único a este asado. Según la zona, se le añade ajo u otros condimentos como pimienta, tomillo, almendras o vino.
También el cochinillo asado es habitual en Castilla León, pero quizás aún más en la cocina manchega, donde no puede faltar un buen asado de cochinillo al horno. Lo que diferencia a este animal del resto de platos similares es la alimentación de las madres, su peso y su edad, que no debe superar las 3 semanas.
Todos estos alimentos pertenecen al grupo de carnes y derivados y, como tal, son fuente natural de proteínas de elevado valor biológico, de minerales como hierro, zinc, fósforo y magnesio, y de vitaminas del grupo B. También existe presencia de grasas saturadas y colesterol, lo que debe tenerse en cuenta de cara a un consumo moderado.
Pescados para chuparse los dedos
El bacalao es uno de los pescados blancos más nutritivos que nos ofrece el mar, con un bajo contenido en grasa, rico en proteínas de alto valor biológico y con una elevada presencia de fósforo, potasio y vitaminas del grupo B. Cocinado de diferentes maneras según la región, es el pescado por excelencia de la Navidad en España, sobre todo en Galicia (bacalao con coliflor y patata) o el País Vasco. También en la región vasca, con una de las cocinas más variadas de la península, es típico el plato de merluza “a la koskera” con almejas, que se caracteriza por una salsa de intenso color verde por el abundante perejil que contiene.
Los mariscos, nutritivamente muy completos y una buena fuente de minerales y vitaminas, son los principales protagonistas en Galicia. Pueden encontrarse en forma de cóctel de marisco (aunque es más bien un entrante) o almejas a la marinera, por nombrar algunos ejemplos. Centollos, nécoras, cigalas, vieiras, bogavantes o percebes… Nada de esto puede faltar en una mesa gallega durante la Navidad.
Y en las mesas cántabras no puede faltar la carne de caracol en forma del típico plato de caracoles a la montañesa. Las tierras cántabras, frescas y de exuberante vegetación, son un hogar ideal para estos moluscos terrestres. Los caracoles se acompañan de un sabroso sofrito, que invita a mojar con pan, elaborado con cebolla, ajo, tomates, jamón, panceta, chorizo, ñoras, laurel, pimentón dulce y guindillas. Es un plato para compartir en familia, cocinado con la paciencia y esmero de los platos tradicionales. Además, permite múltiples variantes que se guardan con secretismo por cada familia. ¿Quién hará los mejores caracoles?
Postres para ultimar el festín
Navidad es casi sinónimo de los deliciosos dulces que llenan de colorido la mesa a la hora del postre, y que son tan tentadores y deliciosos como calóricos (un trozo de turrón contiene casi 200 calorías, más que un bocadillo). En la mayor parte de las regiones están elaborados con almendras, miel, azúcar, chocolate y frutas, entre otros ingredientes. La miel es, de hecho, uno de los principales ingredientes de los dulces navideños en toda la península.
La oferta es amplia y cada región tiene sus dulces típicos, pero la gran estrella es el turrón, cuya región originaria es la Comunidad valenciana. De ahí salen el turrón blanco o de Jijona, y el turrón duro o de Alicante, ambos elaborados con huevo, almendras, azúcar y miel.
Otros postres tradicionales son el mazapán, los polvorones y los mantecados. Y, por descontado, el roscón de Reyes el día 6 de diciembre.
Son todo alimentos ricos en grasas y azúcares. Sin dejar de disfrutarlos, ¡hay que intentar no excederse con ellos!
¡Feliz y deliciosa Navidad!