Necesidades nutricionales especiales para el crecimiento de los peques


En el período del crecimiento, que engloba desde los primeros años de vida hasta el final de la adolescencia, es cuando se forjan las bases para incorporar de forma natural hábitos de vida saludables que continuarán en la edad adulta. Por este motivo, desde los primeros años de vida hay que establecer una alimentación rica en nutrientes, que contribuyan al desarrollo sano y adecuado del niño.

Cada etapa del crecimiento requiere necesidades diferentes que debes tener en cuenta a la hora de llenar la cesta de la compra.

Infancia: 0 a 3 años

En esta etapa, se produce un gran crecimiento físico y un importante desarrollo psicomotor. Por ello, la alimentación debe proporcionar energía suficiente para mantener las funciones vitales y cubrir mayores demandas relacionadas con el crecimiento físico y cognitivo del pequeño.

En los primeros meses de vida, las necesidades energéticas y nutricionales están cubiertas por la leche materna o, en su defecto, las leches de crecimiento adaptadas. A partir de los 6 meses, deben ya introducirse nuevos alimentos con el fin de aumentar la energía que requiere cada edad. La educación del pequeño en esta franja de edad tiene dos objetivos:

- Mantenimiento de un buen estado nutricional
- Aprender a incorporar hábitos alimentarios saludables

Edad escolar: de 3 a 12 años

Esta es la etapa de máximo desarrollo físico e intelectual. En estas edades, los niños se mueven mucho, estudian, juegan, aprenden… Así, la alimentación desempeña un papel crucial para poder cubrir todos los requerimientos de energía y nutrientes que necesitan en su día a día.

Durante estos años, los menores comienzan a tomar más control sobre sus opciones de comida, especialmente si comen en la escuela. Por lo tanto, es esencial animarles a seguir una dieta saludable que les aporte todos los nutrientes necesarios para tener una buena salud.

En esta época, también, es crucial una buena planificación de los menús que, por un lado, garantice variedad en la dieta y, por otro, asegure la ingesta de todos y cada uno de los principales grupos de alimentos

Es recomendable repartir los alimentos en cinco comidas al día: tres principales (desayuno, comida y cena) y dos complementarias (una a media mañana y otra a media tarde). Cada una de las comidas debe aportar la energía suficiente repartida a lo largo de todo el día.