Sin lactosa
La lactosa es el azúcar natural de la leche y de sus derivados, compuesto por glucosa y galactosa, que aporta el sabor dulce a estos alimentos.
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando nuestro organismo no produce la suficiente cantidad de lactasa, que es la sustancia que el organismo necesita para digerir la lactosa. Cuando esto sucede, nuestro sistema digestivo es incapaz de digerir la lactosa y reacciona ante la ingesta de productos que la contienen.
- Dolor o hinchazón del abdomen
- Flatulencias
- Náuseas o vómitos
- Diarrea
- Estreñimiento
También pueden aparecer otros síntomas más allá del sistema digestivo: dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y articular, alteraciones en la piel, úlceras en la boca, sensación de tristeza, alergias y falta de concentración.
Si tienes algunos de los síntomas indicados y piensas que pueden estar relacionados con el consumo de algún alimento con lactosa, es aconsejable acudir a tu médico de cabecera o a un especialista para que confirme o descarte el diagnóstico y te oriente sobre qué medidas tomar.
Conviene que modifiques tu dieta y cambies algunos hábitos alimentarios siguiendo las pautas de un dietista-nutricionista o de tu médico habitual. Una de las principales medidas a seguir es disminuir el consumo de lactosa lo suficiente para que desaparezcan los síntomas.
¿Cómo diferenciar los alimentos con y sin lactosa?
¡Importante!
La lactosa también puede encontrarse en medicamentos, sobre todo en los comprimidos.
Porque muchos ingredientes alimenticios y aditivos contienen lactosa o pueden contener trazas. Por normativa, cualquier producto manufacturado debe indicar la ausencia o presencia de lactosa en la etiqueta.
La alergia a las proteínas de la leche de vaca es la alergia alimentaria más frecuente. Ocurre sobre todo en lactantes y niños pequeños por una reacción exagerada de sus mecanismos de defensa ante alguna de las proteínas de la leche de vaca. Suele dar síntomas más bruscos que la intolerancia, como erupciones cutáneas, vómitos o alteraciones respiratorias. Ante estos casos, se recomienda acudir al pediatra y evitar el consumo de leche de vaca tanto por parte del niño como de la madre, si aún está en época de lactancia.