Cómo conseguir que los niños coman verduras

Es bien conocido que las verduras y las hortalizas son un grupo de alimentos imprescindibles en nuestra dieta (la alimentación que llevamos en nuestro día a día), para toda la familia y, por lo tanto, también para los más pequeños de la casa: nuestros hijos. Vamos a ver cómo introducirlas en su alimentación y cómo darles verduras.

Tradicionalmente, en el periodo de la alimentación complementaria, a partir de los 6 meses de vida, las verduras y las hortalizas han sido, desde siempre, uno de los primeros grupos de alimentos a introducir en la alimentación del bebé. Hasta hace unos pocos años, la costumbre era empezar con una papilla de cereales o una papilla de verduras. Actualmente, podemos introducir las verduras en su alimentación con una papilla o un triturado o directamente cocidas y cortadas a trocitos, si es que estamos siguiendo el método del “Baby-Led Weaning” (BLW). De hecho, es recomendable chafar los alimentos en lugar de triturarlos u ofrecerle algunos alimentos cortados a trocitos para ir fomentando su autonomía.

Verduras: de 6 a 12 meses

Hasta el año, el alimento principal en la dieta del bebé ha de seguir siendo la leche. Aún así, las comidas para niños de 6 a 12 meses pueden incluir los alimentos siguientes:

  1. 1. Hortalizas: zanahoria, cebolla, judía tierna, calabacín, calabaza, puerro, tomate, etc.
  2. 2. Farináceos: arroz, pasta pequeña, pan, papillas de cereales sin azúcar, sémola de maíz, patata, legumbres bien cocidas, etc.
  3. 3. 20-30g de carne/día o bien 30-40g/día de pescado blanco (magro) o azul (graso) sin espinas o bien 1 unidad de huevo pequeño/día.
  4. 4. Frutas: plátano, pera, melocotón, manzana, mandarina, fresa, sandía, melón, etc.
  5. 5. Aceite de oliva virgen extra.

En el caso de las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, pasta, arroz, pan, etc., las cantidades que se ofrezcan deben adaptarse a la sensación de apetito que manifiesta el niño.

¿Y podemos ofrecerle cualquier verdura? Casi todas, pero en este periodo hay que evitar las espinacas y las acelgas antes de los 12 meses (y si se utilizan, que no supongan más del 20% del plato) por su contenido en nitratos.

Verduras: de 12 a 36 meses

A partir del año y hasta los 3 años, es necesario que las espinacas y las acelgas no supongan más de una ración al día. Si el niño sufre una infección bacteriana gastrointestinal, deben evitarse. Además, las espinacas y las acelgas cocinadas (enteras o en puré), como el resto de alimentos, se tienen que conservar en la nevera, o en el congelador si no se consumen el mismo día.

Con el resto de hortalizas y verduras no hay ninguna limitación.

¿Y si a mi hijo/a no le gustan?

Los grupos de alimentos por los que, generalmente, más nos preguntan en la consulta los papis en cuanto a la alimentación de sus peques son las verduras y el pescado. De la misma forma que habitualmente preguntan ¿Cómo le doy pescado a mi niño?, las verduras también generan dudas a muchas familias.

Así pues, el rechazo a las verduras es una de las consultas más habituales.

Aunque cada niño o niña tiene sus propias preferencias alimentarias, el rechazo al sabor de algunas verduras y a los alimentos poco calóricos, en general, es algo innato. Los niños tienen una especial sensibilidad hacia los sabores amargos de algunas verduras como un mecanismo de supervivencia contra la ingesta de sustancias tóxicas (amargas). También por instinto de supervivencia, tendemos a mostrar preferencia por los alimentos más energéticos y rechazar los menos calóricos. Como decíamos antes, esto no quiere decir que cada niño sea diferente, a muchos les encantan las verduras de todo tipo y nunca han mostrado esta aversión; los que la tienen, suele desaparecer más adelante, aunque a algunos no les pasa hasta la adolescencia.

También hay que tener en cuenta que los peques pasan por diferentes etapas en su desarrollo en las que se muestran más selectivos y esto hace que rechacen o muestren menos interés por algunos alimentos, incluso los que antes más les gustaban. Pero que un niño rechace un alimento no quiere decir que unas semanas o meses más tarde no pueda convertirse en su alimento preferido. O a la inversa, que su alimento preferido pueda llegar a ser el que luego menos le guste.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Cuando explicamos en otro artículo el método del plato, vimos que los vegetales (hortalizas y verduras) y frutas debían suponer la mitad del plato en una comida o cena saludable. Así que, si no le gustan o rechazan las verduras, ¿qué podemos hacer los adultos ante esta situación?

Aquí van algunos consejos:

  1. 1. Tener paciencia.
  2. 2. Variar el tipo de verduras que preparamos en casa,además de su preparación y cocción, (en tortilla, ensalada, pizza, cremas o purés, rellenas, al horno, al vapor, salteadas, en forma de hamburguesa, en bocadillo, “crudités”, al wok, en brocheta, en sopa, rebozadas (ocasional)...).
  3. 3. Seguir ofreciendo poca cantidad y sin forzar. Recordad que nunca debemos de forzar ni obligar a un niño a comer, ya que con ello conseguiríamos el efecto contrario al deseado y podríamos generar incluso más aversión.
  4. 4. Involucrar a los niños en la compra y preparación de alimentos. Aunque sean muy pequeños, es algo que funciona muy bien porque al sentirse partícipes de la elaboración muestran más interés por comerlo.
  5. 5. Comer en familia y comer todos lo mismo que ofrecemos a nuestro niño. De esta manera, tendrán más confianza ante ese alimento y la imitación favorecerá a que se decidan a probarlo.

Como ya hemos explicado en otras ocasiones, el binomio más eficaz en todos estos casos es tener alimentos saludables en casa y dar ejemplo. Evidentemente, también hay niños a los que les encantan las verduras, pero si ese no es vuestro caso, éstos son los consejos que podéis tener en cuenta.

Y a vuestros peques, ¿les gustan las verduras?

Laia Rovira.

Dietista-Nutricionista especializada en Alimentación Infantil.

Colegiada nºCAT000096.