Cómo dar ejemplo como padres en la alimentación
Los adultos debemos dar ejemplo a los más pequeños, como personas adultas y padres que somos. Esto es fundamental para la educación de nuestros hijos, también en la mesa, a la hora de comer y en todo lo relacionado con el ámbito de la alimentación. Pero, aunque sepamos de su importancia, este tema a menudo nos genera dudas: ¿Debemos obligarles a comer? ¿Deben terminarse todo lo que hay en el plato? ¿Cómo debemos reaccionar los padres ante ciertas situaciones? ¡Vamos a verlo aquí!
¿Sabes cuál es la clave del éxito para promocionar el consumo de alimentos saludables en el hogar? ¿Cómo conseguir que los niños/as tengan una buena relación con la comida?
El binomio más eficaz para que coman saludablemente nuestros hijos es dar ejemplo y tener alimentos sanos en casa (de la misma forma que no tener a su alcance en casa alimentos insanos). Este es el único "método" con base científica para conseguir que los niños y niñas terminen alimentándose de forma saludable. A grandes rasgos, esto sería lo más importante, pero vamos a ver otros aspectos, que también son fundamentales, en más detalle:
“No insistir y no obligar a comer” o “no insistirle en que coma saludable”
Nuestra responsabilidad como padres será la de ofrecer alimentos saludables. Sin embargo, la cantidad a comer la decidirá siempre el niño en función de su apetito. Esto es básico para prevenir la obesidad infantil.
Es decir, la mejor manera de proporcionar la cantidad de alimento que necesitan nuestros hijos es respetando su sensación de hambre. Presionarlos para que coman o para que se acaben el plato no será nunca una buena opción. Así pues, son realmente pocas las situaciones en las que el niño realmente no come y queda comprometida la salud -caso en el que hace falta la supervisión profesional sanitaria-.
Del mismo modo, insistir para que coman saludablemente, pero nosotros como padres comer otra cosa, tampoco servirá.
“No negarle alimentos insanos”
¿Has escuchado alguna vez que “prohibir es despertar el deseo”? Es una frase que debemos tener muy en cuenta en el ámbito de la alimentación infantil. Es importantísimo no prohibir.
Del mismo modo que forzar a los niños a comer no es nada recomendable; restringir el acceso a determinados alimentos tampoco lo es, ya que, por un lado, podría facilitar la sobrealimentación y generar posibles aversiones alimentarias y, por otra parte, generar un interés excesivo en alimentos “prohibidos”.
¿Y qué hacemos, pues, con los alimentos poco saludables? Lo mejor es "no ofrecer y no negar": es decir, no tenerlos en casa y no comértelos tú delante de tus hijos, pero tampoco negárselos si un día nos los piden o están a su alcance en otro entorno. Y es que, en muchas ocasiones, el “problema” es más el entorno del niño: en casa de los abuelos, cumpleaños de sus amigos, etc. Estos son contextos en los que es más fácil que entren en contacto con alimentos poco saludables. Recuerda, la clave está en predicar con el ejemplo en el día a día.
“Comer en familia, juntos y sin distracciones”
Está más que demostrado que comer en familia favorecerá la transmisión de hábitos saludables y promocionará una buena educación nutricional en el hogar. Tenemos que pensar que, en muchas ocasiones, entre semana las cenas son, quizá, el único momento familiar que podemos compartir todos juntos.
Recuerda que una fantástica herramienta de educación nutricional es el método del plato, el cual explicamos y puedes repasar en este otro artículo.
Del mismo modo, es fundamental disminuir el tiempo dedicado a las pantallas, como televisor o móvil y, sobre todo, no comer viendo la televisión, predicando con el ejemplo una vez más como padres. Es decir, que al estar juntos en casa comiendo, los adultos somos los primeros que deberíamos de apagar o apartar el móvil de la mesa y no estar pendientes de ninguna pantalla, solo de nuestros hijos. Si en casa hay una serie o película que os gusta mucho y queréis ver, que sea después de comer o en otro momento del día.
“No premiar ni castigar con la comida”
Algunas tendencias habituales de los progenitores de forzar a los niños a comer no son recomendables. Premiar, castigar o chantajear a los pequeños de casa con la comida no es una buena opción, ya que no ayudará a fortalecer unos buenos hábitos alimentarios, al contrario, por lo que debemos evitarlo sin más.
“Y no comparar cantidades”
Hay que tener presente que no todos los niños comen la misma cantidad de alimentos y, por lo tanto, no es bueno compararlos entre ellos. Cada niño o niña tiene unas necesidades diferentes que, además, varían a lo largo del tiempo. Por ejemplo, muchos niños, sobre los 12 meses, comen la misma cantidad o menos que cuando tenían 9 meses, dado que el crecimiento durante el segundo año de vida es menor que en el primer año, periodo en el que los bebés crecen más rápidamente que en ninguna otra etapa de su vida.
En resumen…
- Planificar un menú familiar basado en alimentos saludables.
- Hacer las mismas preparaciones culinarias para toda la familia, con pequeñas adaptaciones si es necesario.
- Proporcionar un ambiente tranquilo y relajado a la hora de comer.
- Mientras comemos, es importante no distraernos con pantallas como la televisión o el móvil en vez de centrarnos en el acto de comer y de supervisar nuestros hijos mientras comen, sobre todo cuando todavía son muy pequeños.
- También hay que permitir al niño que coma sin ayuda y a su propio ritmo.
- Sentarse a comer con el resto de la familia.
- Y, como adultos, lógicamente, dar ejemplo y tener alimentos saludables en el hogar.
Laia Rovira.
Dietista-Nutricionista especializada en Alimentación Infantil.
Colegiada nºCAT000096