Educar los sabores desde el embarazo
El embarazo es el comienzo de una nueva vida y el mejor momento para que una mujer o una pareja se planteen la alimentación como un seguro de salud, tanto para ellos como para el hijo/a que van a tener. En unos meses serán padres, y se convertirán en un modelo a seguir en muchos aspectos, y la alimentación será uno de ellos, por lo que la adopción de buenos hábitos marcará la salud de todos.
Sin duda, alimentarse correctamente es el primer cuidado que una madre puede ofrecerle a su futuro hijo, ya que vivirán estrechamente unidos unos maravillosos meses de desarrollo y crecimiento.
Cambios hormonales y fisiológicos
Entre los cambios que se ocasionan en el cuerpo de la mujer durante el embarazo, a nivel digestivo podemos destacar una digestión más lenta y una disminución del peristaltismo intestinal, con el fin de prolongar el tiempo de permanencia de los alimentos en el intestino y, así, mejorar la absorción de nutrientes. Estos cambios hormonales y fisiológicos permiten una adecuada nutrición para asegurar el correcto crecimiento del feto.
De este modo, la nutrición bien programada durante el primer, segundo y tercer trimestres de embarazo debe suministrar todos los ingredientes necesarios para que madre e hijo tengan sus necesidades cubiertas y, por tanto, se asegure un óptimo desarrollo del hijo, sin que éste sea a expensas del deterioro de la madre.
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Pero, más allá de los nutrientes, ¿sabías que la educación nutricional empieza desde el momento del embarazo? Como ahora veremos, los sabores de lo que la mamá coma afectarán a las preferencias por el sabor de determinados alimentos en el niño. ¡Vamos a verlo!
Educación nutricional desde el vientre materno
Ya hemos comentado en alguna ocasión que el hecho de que los niños acepten los sabores de nuevos alimentos depende muchas veces de la actitud y del ejemplo que nosotros les damos como padres.
Dar ejemplo es fundamental, pero quizá lo que no se conoce tanto es que también lo que coma la mamá durante el embarazo y durante la lactancia materna llega en forma de diferentes sabores al bebé e influirá más adelante en la adquisición de sus preferencias y rechazos alimentarios.
A partir de la semana 14, al finalizar el primer trimestre de embarazo, comienza a desarrollarse el sentido del gusto en el feto, aunque no suele ser tan temprano cuando el bebé comienza a ser capaz de detectar diferentes sabores, sino más adelante. Pasada la semana 16, las papilas gustativas están en pleno desarrollo, y hacia la semana 20, el feto ingiere ya cantidades considerables para su tamaño de líquido amniótico, convirtiéndolo en su primer alimento.
De esta manera, a partir de la semana 20 de gestación, las papilas gustativas del bebé ya están desarrolladas del todo y él va a poder notar los sabores de lo que la mamá coma. A través de la placenta, lo que la mamá ingiere va a llegar al bebé a través del líquido amniótico y el pequeño lo va a poder saborear. A pesar de que el líquido amniótico tiene un ligero sabor salado, el feto será capaz de identificar muchos de los diferentes sabores y de reaccionar frente a ellos.
Se ha visto que, según como de variada sea y los alimentos que incorpore la dieta de la mamá durante el segundo y tercer trimestres del embarazo, esto va a influir en las preferencias del niño en el momento de introducir la alimentación complementaria a partir de los 6 meses de vida. Por ejemplo, si en la dieta familiar son habituales alimentos como el ajo, el brócoli o el picante, será más fácil que el peque los incorpore y acepte sin dificultad.
No olvides que a través de la placenta llegan al feto elementos positivos como el oxígeno y los nutrientes que este necesita para crecer de forma saludable. Pero, también llegan (si los hay) elementos negativos como un exceso de sal o de azúcar, los denominados cuerpos cetónicos si la madre hace una restricción calórica (nunca recomendada durante el embarazo) o sustancias dañinas para ambos como la nicotina o el alcohol. Por eso, la gestación es una etapa idónea para reflexionar sobre lo que ingerimos y evitar el consumo de alimentos demasiado procesados y no saludables.
Educación nutricional desde la lactancia
Todo esto también es muy importante durante la lactancia materna. Lo que la madre tome durante la lactancia afectará al sabor de su leche y a lo que el bebé aprecie a través de ella, por eso hay que seguir comiendo saludable.
Además, una diferencia respecto al embarazo, es que la lactancia es una manera más intensa aún de exponer al bebé a un gran rango de sabores y aromas. Al estar fuera del útero, otro sentido que entra en juego es el olfato, que, unido al sentido del gusto, hará que la percepción sea más intensa. Del mismo modo, las partículas del sabor están generalmente vehiculizadas en la grasa y son transportadas en la leche materna, permitiendo al bebé estar en un contacto más directo con las propiedades organolépticas de los alimentos que ingiere su madre.
Laia Rovira.
Dietista-Nutricionista especializada en Alimentación Infantil.
Colegiada nºCAT000096.