Introducción de nuevos alimentos

Una de las cuestiones que más veces nos preguntan en la consulta de alimentación infantil es cuál es el orden de incorporación de los alimentos en la primera infancia (de 0 a 3 años), es decir, cómo debe hacerse la introducción de los nuevos alimentos. Por ello, vamos a dedicar este artículo a explicar las últimas recomendaciones y evidencias científicas sobre dicho orden de incorporación.

La leche materna o, en caso de que no sea posible, la leche adaptada, cubre todas las necesidades nutricionales del niño hasta los 6 meses. La leche tiene que seguir siendo la principal fuente nutritiva durante el primer año de vida del niño, pero a partir de los 6 meses, con la incorporación y complementación de otros alimentos, que hay que introducir para garantizar una salud, un crecimiento y un desarrollo óptimos.

Este periodo se denomina alimentación complementaria, ya hemos hablado de ella en otros artículos y hemos visto que puede hacerse de diferentes maneras, con papillas y triturados o con trozos, por ejemplo, lo que se denomina “Baby-Led Weaning” (BLW). De hecho, según el ritmo de dentición y el interés del niño por la comida, es recomendable chafar los alimentos en lugar de triturarlos u ofrecerle algunos alimentos cortados a trocitos para ir fomentando su autonomía.

¿Qué es lo que se decía antes?

Sea cuál sea el método escogido para la alimentación complementaria del bebé, en cuanto al orden de incorporación de los nuevos alimentos a partir de los 6 meses de vida, las recomendaciones han cambiado mucho en muy pocos años.

Hasta hace unos pocos años, la costumbre era empezar con una papilla de cereales o una papilla de verduras. Posteriormente, se empezaban a incluir las frutas, la carne, etc. Y, así, cada alimento tenía su momento de introducción concreto en la dieta del bebé a partir de los 6 meses. Además, un aspecto curioso de este calendario fijo es que variaba (a veces considerablemente) según el centro sanitario y el profesional que atendía a cada familia, incluso había grandes diferencias entre el de las diferentes Comunidades Autónomas o entre el nuestro y el de otros países de nuestro entorno, lo cual parecía no tener mucha lógica. Por ello, se estudió a fondo durante un tiempo y se extrajeron nuevas conclusiones.

La última evidencia científica nos dice que no hay un orden establecido: lo podemos ver en las últimas recomendaciones de la ESPGHAN que se publicaron a principios del año 2017. A pesar de que durante muchos años, y aún hay casos en los se sigue haciendo, en la consulta del pediatra se daba este calendario fijo de incorporación de alimentos, ahora se ha visto que no hay una evidencia científica que respalde seguir con este orden.

¿Qué es lo que se recomienda ahora?

Así pues, ahora se sabe con evidencia científica que no hay un orden establecido en la incorporación de alimentos en la alimentación complementaria del bebé.

Es más, esta pauta se hacía porque se pensaba que los alimentos potencialmente alergénicos, como los frutos secos (triturados) o el huevo, se tenían que retrasan en su incorporación para prevenir alergias. Y también se ha visto ahora que esto no es así y que retrasar la incorporación de alimentos potencialmente alergénicos no previene alergias, por lo que podemos incorporarlos también desde los 6 meses. La recomendación con este tipo de alimentos, como soja, sésamo, marisco, pescado, huevo, gluten y frutos secos (no enteros) es incorporarlos de uno en uno, en pequeñas cantidades y durante el día (no darlos por la noche por primera vez, así podremos probar su tolerancia y detectar posibles reacciones adversas). Aunque no hay pautas consensuadas concretas sobre ello, muchas veces se recomienda esperar entre 1 y 3 días entre estos alimentos nuevos con “más riesgo” de producir alergia.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en este periodo es incluir desde el inicio alimentos ricos en hierro: en 2 comidas principales al día, deberíamos darle algún alimento rico en hierro, como huevo, legumbres, pescado, carne o marisco. Al mismo tiempo, estos alimentos son los que tienen una textura más complicada para la alimentación del bebé, y esto les genera dudas a muchas familias. Para ello, tendremos que buscar la mejor forma de incorporar los alimentos ricos en hierro, a pesar de su textura. Por ejemplo, podemos prepararle una hamburguesa casera de legumbres o utilizar carne picada para hacer alguna elaboración culinaria. Si acompañamos estos alimentos con algún otro rico en vitamina C, como gajos de naranja o kiwi, aumentaremos la absorción del hierro de huevo, legumbres y otras fuentes vegetales.

Como hemos dicho, el orden de incorporación de alimentos no es importante ni están limitados los alimentos potencialmente alergénicos, solo están limitados en el Baby-Led Weaning algunos alimentos o formas de presentación o elaboración para prevenir atragantamientos. En este sentido hay que evitar, como mínimo hasta los 3 años de edad, los sólidos que pueden suponer un riesgo de atragantamiento, como por ejemplo los frutos secos enteros (se pueden ofrecer triturados), las palomitas, los granos de uva enteros, la zanahoria o la manzana entera cruda y cortada a trozos grandes, etc.

El calendario de incorporación de alimentos es una información orientativa

Con todo ello, podemos afirmar que el calendario de incorporación de nuevos alimentos es siempre una información orientativa, ya que la comunicación entre la familia y el dietista-nutricionista y el equipo de pediatría puede ajustar las edades de incorporación de nuevos alimentos, dependiendo del desarrollo y las características del bebé. Dicho calendario orientativo podría ser:

Fuente: “Recomendaciones para la alimentación en la primera infancia (de 0 a 3 años)”. Barcelona: Agencia de Salud Pública de Cataluña. 2016.

Aunque hay algunas consideraciones que debemos de tener en cuenta:

  1. 1. Hortalizas: hay que evitar las espinacas y las acelgas antes de los 12 meses (y si se utilizan, que no supongan más del 20% del plato) por su contenido en nitratos. A partir del año y hasta los 3 años, es necesario que estas hortalizas no supongan más de una ración al día. Si el niño sufre una infección bacteriana gastrointestinal, se deben evitar estas dos hortalizas. Las espinacas y las acelgas cocinadas (enteras o en puré), como el resto de alimentos, se tienen que conservar en la nevera, o en el congelador si no se consumen el mismo día.
  2. 2. Carne: los niños menores de 6 años no deberían consumir carne procedente de animales cazados con munición de plomo porque causa daños neuronales.
  3. 3. Pescado: por su contenido en mercurio, en niños menores de 3 años, hay que evitar el consumo de pez espada o emperador, cazón, tintorera y atún (en niños de 3 a 12 años, limitarlo a 50g/semana o 100g/2 semanas y no consumir ninguno más de la misma categoría la misma semana). Además, a causa de la presencia de cadmio, los niños deben evitar el consumo habitual de cabezas de gambas, langostinos y cigalas o el cuerpo de crustáceos parecidos al cangrejo.
  4. 4. Se recomienda evitar la miel en niños más pequeños de 12 meses por el riesgo de intoxicación alimentaria por botulismo.
  5. 5. En los alimentos para lactantes y niños no se debe añadir nunca azúcar, miel ni edulcorantes.
  6. 6. Es conveniente evitar la sal en la preparación de las comidas, así como ofrecer alimentos muy salados (verduras en vinagre y determinadas conservas, carnes saladas y embutidos, dados de caldo y sopas en polvo). En general, evitar o reducir la sal en la preparación de los platos es beneficioso para toda la familia.
  7. 7. A partir del sexto mes, sí que se recomienda ofrecer agua al niño y que este beba según su sensación de sed. Durante la infancia, el agua tiene que ser la bebida principal (los zumos y las otras bebidas azucaradas no se recomiendan por su elevado contenido en azúcares).
  8. 8. La leche de vaca no se debe ofrecer antes de los 12 meses.

De esta manera, las comidas para niños de 6 a 12 meses pueden incluir los alimentos siguientes:

  1. 1. Hortalizas: zanahoria, cebolla, judía tierna, calabacín, calabaza, puerro, tomate, etc.
  2. 2. Farináceos: arroz, pasta pequeña, pan, papillas de cereales sin azúcar, sémola de maíz, patata, legumbres bien cocidas, etc.
  3. 3. 20-30g de carne/día o bien 30-40g/día de pescado blanco (magro) o azul (graso) sin espinas o bien 1 unidad de huevo pequeño/día.
  4. 4. Frutas: plátano, pera, melocotón, manzana, mandarina, fresa, sandía, melón, etc.
  5. 5. Aceite de oliva virgen extra.

Es recomendable que los niños compartan las comidas con la familia, y que disfruten de los mismos alimentos y preparaciones (con pequeñas adaptaciones según convenga).

Recuerda que en el caso de las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, pasta, arroz, pan, etc., las cantidades que se ofrezcan deben adaptarse a la sensación de apetito que manifiesta el niño. En cambio, con respecto a los alimentos que configuran el segundo plato (carne, pescado y huevos), es importante limitar las cantidades a las necesidades nutricionales de los niños, ya que en nuestro entorno se consumen en exceso, y eso se asocia a un riesgo más elevado de desarrollar obesidad infantil. Por eso, hablábamos de un máximo de 20-30g de carne al día o de 30-40g de pescado al día o 1 huevo pequeño al día en este período de 6 a 12 meses.

De 12 meses a 3 años de edad, estas cantidades máximas de alimento proteico serían de 40-50g de carne al día o de 60-70g de pescado al día o 1 huevo mediano al día.

A partir del primer año, se puede incorporar también la leche entera de vaca, en caso de que el niño no tome leche materna. Tienes más información sobre ello en este artículo titulado ¿Cuándo introducir la leche de vaca a los bebés?

En este periodo también es recomendable ir diversificando las técnicas y preparaciones culinarias: el hervido, la plancha, el guisado, el estofado, el vapor, el asado, el horno, etc.

¡Espero que toda esta información te sea útil para la alimentación de tus peques y de toda la familia!

 

Laia Rovira.

Dietista-Nutricionista especializada en Alimentación Infantil.

Colegiada nºCAT000096.