Remedios caseros para cuando tu niño está enfermo
Da mucha pena ver que un niño pequeño lo pasa mal por culpa de un dolor de garganta, la tos o un resfriado. Además de darles un montón de amor, existen algunos remedios caseros que funcionan y cuyos ingredientes tienes en casa con total seguridad.
Prevenir es mejor que curar. Así es que, especialmente en la época de resfriados, hay que incluir en la dieta mucha vitamina C en forma de frutas y verduras frescas. Lo mejor es aprovisionarte de naranjas, limones, pimientos, espinacas y brócoli en tu próxima compra en Lidl. Si tu pequeñín se ha resfriado, asegúrate de que beba tanto como sea posible. Esto contrarresta la deshidratación de las membranas mucosas y favorece la expulsión de los mocos. Las infusiones sin azúcar, la limonada caliente o la leche tibia con miel son buenos remedios. ¡La sopa de pollo también viene bien para combatir el resfriado!
Además de estos remedios caseros, hacer mimos al niño es una de las mejores formas de combatir los resfriados: al abrazarle, se libera la hormona oxitocina, que ayuda a reducir el dolor, disminuye la presión arterial, reduce la ansiedad y fortalece el sistema inmunológico.
Mucosidades fuera: remedios caseros para la tos
En el fondo, toser es algo bueno. Suena extraño, pero la verdad es que es así: porque el cuerpo usa la tos para eliminar los patógenos por las vías respiratorias. Y aunque esta tos le dé con bastante fuerza a tu hijo, en el fondo le ayuda a mejorarse. Las infusiones antitusivas son bastante buenas para que los mocos no se atasquen. Por ejemplo, las infusiones de tomillo, anís o prímula. Las infusiones de malvavisco, llantén o hiedra son remedios fantásticos contra la tos.
Inhalar salvia ayuda a mejorar la tos seca, así como una cucharada de miel antes de acostarse. El zumo de cebolla también es un gran expectorante (si es que eres capaz de que tu pequeño se lo tome). Para prepararlo, mezcla una cebolla grande con 50 gramos de azúcar candi o miel y déjalo reposar durante tres horas. Luego dale una cucharadita de este líquido cada dos horas.
Remedio casero para el dolor de garganta
Si al niño le duele la garganta, la leche tibia con miel le puede ayudar a aliviar las molestias al tragar. También los paños calientes a base de patatas son una forma popular de calentar el cuello. Para ello, pon unas patatas hervidas envueltas un trapo de cocina, y aplástalo. Cuando las patatas se hayan enfriado un poco, puedes poner el trapo alrededor del cuello de tu hijo y atarlo con una bufanda. Las patatas no deben estar demasiado calientes, tampoco es cuestión que el niño acabe llorando.
Secreción nasal: nariz despejada con estos remedios caseros
Para los adultos acatarrados, el olor a mentol, menta o eucalipto es beneficioso, sin embargo, en niños menores de tres años puede provocar dificultades respiratorias e incluso asfixia. No obstante, los niños pueden inhalar otras cosas: en lugar de aceites esenciales, se puede usar salvia o manzanilla. Lo mejor es hacerlo tres veces al día durante diez minutos, para que las mucosas afectadas se limpien y humedezcan. Al inhalar, ten mucho cuidado de que tu pequeño no se queme con el agua caliente. Por la noche, puedes poner una cebolla picada cerca de donde duerme. Los vapores ayudan a despejar su nariz y, con un poco de suerte, le permitirán dormir mejor.
Remedios caseros para el dolor de oídos
El dolor de oídos es otro síntoma típico del resfriado en los niños. Las cebollas también nos pueden echar una mano con esto: córtalas en trozos pequeños y tritúralas. Coloca esta papilla en un paño o toallita y calienta este saquito de cebolla colocándolo en un colador sobre vapor de agua. Si no está demasiado caliente (compruébalo antes), puedes colocarlo en la oreja que le esté doliendo y sujetarlo con un gorro. El dolor de oído de los niños puede convertirse en poco tiempo en una infección del oído medio.
En cualquiera de los casos, por su puesto, si los síntomas no mejoran, debes consultar con un médico.
Ya has visto que la cocina, en todos los sentidos, puede ayudar a que tu pequeño se sienta mejor, ¡aún y cuando esté malito!