“Yo, yo”: su deseo de independencia
A partir de los 19 meses la necesidad de ser autosuficiente es una etapa por la que todos los niños tienen que pasar.
Querer subir las escaleras o comer solo, suele ser el inicio de una batalla por conseguir realizar las cosas de manera independiente.
Como fomentar su seguridad:
El deseo de autonomía está presente en los niños desde muy temprana edad, por lo que tenemos que saber cómo ayudarles a que crezca su autoestima y su confianza.
Hay que dejarle espacio y confiar en él. Eso no quiere decir olvidar su cuidado, o dejar de vigilarlo, simplemente consiste en que se sienta libre para probar y experimentar cosas nuevas.
Cuando tu hijo te diga “yo solo”, es porque realmente cree que puede conseguirlo. Deja que lo intente. Si lo consigue se sentirá genial, y si no puede tranquila, te pedirá ayuda y lo intentará en otra ocasión. Tanto si lo consigue como si no, tienes que motivarlo para que siga probando nuevas cosas y para se proponga retos más complicados.
Anímale cuando quiera realizar acciones cotidianas por él mismo. En el caso de querer comer solo, ármate de paciencia también. Manchará todo antes de conseguir llevarse la cuchara a la boca ¡prepara más papilla! Pero piensa que todo eso forma parte de su aprendizaje. Las manchas no son un problema que no pueda solucionar la lavadora, así que relájate y disfruta viendo como se hace mayor.
Qué no debes hacer en esta fase:
No hagas las cosas por el niño. Sabemos que es más fácil vestirlo tú, pero es menos educativo. Tiene que aprender a hacerlo por él mismo, y eso sólo se consigue con práctica. Ponerse los calcetines, por ejemplo, puede ser una actividad muy divertida para ambos.
No le des un “no” por respuesta. Negocia con él y explícale por qué no puede hacer eso o aquello, ayudarás a su autoestima. Las negaciones tan tajantes cortan su libertad. Edulcora la negativa y pacta con él. Llegar a un acuerdo es ventajoso para los dos. Si limitas su autonomía en estos momentos, puedes hacer que se vuelva inseguro, y le cueste más probar cosas nuevas.
Deja que tome decisiones. No se trata de que elija el rumbo de su vida, pero sí que pueda elegir cosas. Poniendo límites, evidentemente, pero dejándole decidir en las pequeñas cosas que le afecten, como por ejemplo el color del abrigo o los zapatos de invierno que quiera ponerse.