Tercera edad
La esperanza de vida ha aumentado de forma considerable en los últimos años y también la cifra de personas mayores dispuestas a gozar al máximo de esta etapa de la vida. Una alimentación sana es esencial para mejorar la calidad de vida en la tercera edad, así como para prevenir y tratar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Debemos tener en cuenta los cambios que, con el paso de los años, se van produciendo en nuestro cuerpo y en nuestras necesidades nutricionales. Por ejemplo, con 20 años se necesita consumir más calorías que cuando se supera la sexta década de la vida. Esto ocurre porque, a medida que se cumplen años, nuestro cuerpo va perdiendo la capacidad de quemar energía.
Recomendaciones
- Reduce el consumo de grasas saturadas para evitar o reducir el sobrepeso. Practica actividad física siempre de acuerdo con tus posibilidades. El ejercicio también ayuda a mantener los huesos y los músculos sanos, y a reducir el riesgo de diabetes. Pasear 25-30 minutos dos veces al día es un hábito que debes intentar cumplir.
- Consume grasas cardiosaludables como los omega, que están en los pescados azules, los vegetales o el aceite de oliva.
- Consume legumbres, vegetales, frutas y pescado con frecuencia.
- Reduce el consumo de carne con grasa visible, embutidos, queso y leche entera.
- Bebe agua con frecuencia (6 a 8 vasos al día), aunque no tengas sed, para mantener una buena hidratación.
- Modera tu consumo de azúcar y de sal, ya que pueden aumentar el riesgo de hipertensión.
- Aumenta el consumo de fibra (entre 20-35 g / día) tomando cereales integrales, frutas, verduras o legumbres. La fibra puede ayudar a prevenir el estreñimiento y la diverticulitis, muy frecuentes en personas de edad avanzada.
- Evita el tabaco y el alcohol.
- Mantén una ingesta adecuada de vitamina D y calcio. Los huevos y los pescados marinos son ricos en vitamina D, mientras que los lácteos o los vegetales verdes contienen calcio. Los niños, los adolescentes y las mujeres después de la menopausia son los que más calcio y vitamina D necesitan.
- Elige alimentos fáciles de masticar: huevos, pescados, carne picada, productos lácteos, arroz, pastas, vegetales cocidos, frutas blandas, purés de verduras, sopas cremosas, galletas blandas, etc.
- Evita las comidas copiosas como los fritos, los asados o los guisos. Se aconsejan alimentos hervidos y cocinados a la plancha.
- Ten en cuenta que algunos medicamentos pueden reducir el apetito, alterar el gusto de algunos alimentos o dificultar su digestión.
- Quizás sea necesario tomar algún suplemento vitamínico siempre bajo supervisión del médico o del nutricionista.