Si tus rosales están sanos, bien podados y abonados, darán las mejores flores. Los cuidados principales para su cultivo son:

1. 1. Ubicarlos en una zona soleada. Los rosales necesitan al menos 6 horas de sol al día. Si están situados en zonas sombrías, se alargan buscando la luz y dan pocas flores.
2. 2. Regar siempre a primera hora de la mañana y sin mojar las hojas ni las flores. De esta manera evitaremos que cojan enfermedades y que aparezcan quemaduras en las hojas y flores.
3. 3. Seguir un buen calendario de abonado. A final del invierno con abono orgánico que mejora la estructura del suelo, al final de la primavera con abono mineral de liberación lenta para mantener los niveles de nutrientes en el suelo, y por último al final del verano con un abono mineral rico en potasio que preparará al rosal para el invierno.
4. 4. Podar las rosas cuando se marchitan favorece la producción de más flores. Es muy importante cortar la rosa marchita por debajo de la hoja que tenga tres foliolos.
5. 5. Poda de final de invierno, en la que se podan a 3 yemas las ramas más viejas, se cortan dos tercios las ramas principales y un tercio las del año anterior. Se eliminan las ramas mal formadas y que se cruzan y la madera muerta.
6. 6. Poda de noviembre, en la que se eliminan las flores muertas.
7. 7. Es muy importante eliminar los chupones que salen por debajo del injerto, ya que le restan fuerza al rosal y consumen nutrientes.
8. 8. Mantener la planta libre de plagas y enfermedades.

Sigue estos consejos y consigue unos preciosos rosales con los que decorar tu jardín o terraza, ¡no olvides que puedes complementarlo con algunos accesorios para sacarle más partido a tu espacio!